Cómo Encontrar Fortaleza en Dios en Tiempos de Prueba
Rut 1:22
Así volvió Noemí, y Rut la moabita su nuera con ella; volvió de los campos de Moab, y llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada.
Hay momentos difíciles en nuestras vidas, cuando creemos que ya no podemos. Sin embargo, es en esos momentos cuando debemos aferrarnos más a nuestra fe y a la fortaleza que Dios nos brinda, tal como Noemí lo hizo en su propia travesía.
Miramos en la palabra de Dios la historia de Noemí esposa de Elimélec, su historia nos dice que: Elimélec se encontraba en la ciudad de Belén de Judá donde se sentía azotado con el hambre y decide irse a los campos de Moab puesto que allí había provisiones, o sea alimento, pero cuando estaban en aquel lugar, el esposo de Noemí murió, quedando ella a cargo de sus hijos. Con el paso del tiempo, para ser precisos 10 años, sus hijos se casaron con mujeres de ese país, pero ellos mueren también, quedando Noemí totalmente desamparada.
A pesar de todas está tragedia, Noemí no había dejado las raíces de su nación. Noemí estaba agradecida con lo que Moab le había ofrecido por algún tiempo, tales como sustento y abrigo en los días de necesidad; pero ella no pensaba en permanecer allí para siempre; solo la podía satisfacer la tierra santa, donde se hallaba el santuario de Dios. Para Noemí, Moab se había convertido en un país de melancolía, una tierra de muchos recuerdos tristes, debido a la pérdida de su esposo e hijos. Estando Noemí en esta situación le llega noticia de que su país nuevamente estaba siendo bendecido, ya todo estaba bien, así Noemí reflexiona y pensó en volver a su tierra, pero con ella estaban sus dos nueras que no la abandonaron.
Podemos ver que las nueras de Noemí eran tan amables con ella y se habían ganado su cariño, se puede ver que entre ellas se consolaban. Hay algo importante que resaltar aquí y es que, aunque estaba en un país extraño y convivía con sus nueras que no conocían al Dios de Noemí, ella nunca dejo de adorar al Dios todopoderoso; sus nueras tenían a sus dioses, pero ella tenía al único y verdadero Dios. Me imagino que ella no dejaba de hablar de Dios. Por tanto, podemos aprender que no importa la situación que estemos pasando en lugar donde nos encontramos o quien estemos, lo importante es no perder los principios que nos han enseñado como hijas de Dios.
Cuando decide salir sus nueras pidieron ir con ella y acompañarla en su viaje de regreso a la Región de Juda, dice la biblia que cuando iban en camino, Noemí le dice a sus dos nueras:
«Andad, volveos cada una a la casa de su madre; Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo. Os conceda Jehová que halléis descanso, cada una en casa de su marido. Luego las besó, y ellas alzaron su voz y lloraron, 10 y le dijeron: Ciertamente nosotras iremos contigo a tu pueblo.«
Noemí volvió a insistirle que regresaran a su pueblo, y vemos que Orfa regresó a su pueblo, pero Rut se quedó con ella, es aquí donde podemos ver a Noemí como una gran guerrera, pues sabiendo que donde iba no tenía nada que ofrecer a su nuera, tampoco sabía cómo la recibirían. Vemos que a Rut no le importó, a veces, nos encontramos en esta situación y nos da pena, decimos: no volvemos más, no soportaría lo que me puedan decir.
Mis hermanas, guerreras no importa el qué dirán, lo que importa es el deseo y las ganas que tengamos para poder seguir adelante, quizás te encuentras pasando una situación, a lo mejor no como la de Noemí, a lo mejor por una enfermedad o un problema en su hogar, con sus hijos o esposo, haciendo que te sientas deprimida, pero en el Nombre de Jesús, levántate, mira al blanco, ve al altar y allí vas a conseguir consuelo.
Noemí sabía que estaba destruida, que no tenía nada, pero había algo en ella, y era que ella sabía que en su tierra podía encontrar la paz que necesitaba. Podemos ver la victoria que Dios le concedió a Noemí por medio de su nuera, cuando ella dice: «He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella.» Pero vemos que Rut le contesta:
«No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que solo la muerte hará separación entre nosotras dos.»
Sin duda, la historia de Noemí nos enseña que, incluso en los momentos más oscuros y desalentadores de nuestra vida, Dios sigue a nuestro lado. Al igual que Noemí, puede que enfrentemos pérdidas, tristezas y dificultades que nos hagan sentir desamparados. Sin embargo, debemos aferrarnos a nuestra fe y confiar en que Dios tiene un plan perfecto para nosotros.
Así como Noemí decidió volver a su tierra natal, acompañada de sus fieles nueras, también nosotros debemos tener la valentía de regresar al redil de Dios. Allí encontraremos la paz, el consuelo y la fortaleza que necesitamos para superar cualquier obstáculo. No importa cuán oscura parezca la noche, la luz de Dios siempre brillará al final del camino.
Guerrera, no abandones, pues Dios está contigo. Él te dará el descanso y la misericordia que necesitas en medio de tus pruebas. Mantén tu mirada fija en Él, y Él te guiará de regreso a tu tierra prometida, donde encontrarás la sanidad y la restauración que tu alma anhela. ¡Persevera, porque Dios está a tu lado!
Hna. Cira de Campo Coordinador Regional Sur Oriental